martes, 29 de junio de 2010

El dulce Ginecólogo…

Ale trabajaba mega lejos de su casa, (ella en paseos de Taxqueña y su chamba en Santa Fe, o “chancla fe” como ella suele decirle). Todos los días eran una travesía espantosa, tenía que salir con dos horas y media de anticipación para poder llegar en punto.

Cierta mañana, se le durmió el gallo, ¡Puta madre!, ni tiempo le dio de bañarse, se hizo el peor de los chongos en la cabeza, ni una gota de maquillaje, ni desayunito ni nada, córrele…

Ya por ahí de la torre de petróleos en donde los polis creen que es súper inteligente poner una madre naranja que impide el paso a los que suben por perifas a reforma lomas, sí ahí en donde seguramente muchos de ustedes carnales han mentado madres. Ahí justo Alejandra se distrajo un segundo para cambiarse de carril, y bastó ese segundo para darle un madrazo a la nave de enfrente… !!!No mames!!! lo que faltaba.

Del normalito coche azul (obvio no mencionaré marcas…) se bajó un muy encabronado, pero reluciente hombre con bata blanca, credencial de un hospital “nais” y su estetoscopio…

¡Uta!, Ale no quería ni asomar la nariz fuera del coche… el doctorsete pensó que ella se iba a pelar, pero cómo, si el tráfico apretaba los coches como corchos de botellas de vino… Una poli regordeta (léase con los pantalones atascados y un trasero más grande que el de Jlo) quiso arreglar las cosas entre ellos, Ale al ver la actitud del mono, lo paró en seco.

¡Pérame cuate, tengo seguro, vamos a orillarnos y nos arreglamos! Mientras que a la Poligorda le dijo : Y usted ni se meta, mejor quite esa chingadera naranja y déjenos pasar, chale!

La poli nalgona, obediente quitó la madre esa y les dio el paso, ya sobre reforma se metieron en una calle y hablaron como gente civilizada.

“Oye, perdona, traía prisa y pensé que ibas a avanzar…”  El güey ya mas tranqui, respondió.
” No perdóname a mi pero no puedo llegar tarde al hospital, deja le llamo a mi jefe”

Ale hizo lo mismo, y al menos no la cagaron, después llamaron al seguro, pero entre eso y lo otro se echaron miradas no tan indiferentes, Horacio estaba haciendo su especialidad, era de Chihuahua, nada feo, pero medio mochilón.

En cambio, Alejandra, era ingeniera, y estaba acostumbrada a tratar con toda clase de cabrones en todos los tonitos, no era nada fea y ganaba buen varo… su gran atractivo eran esos ojos verdes enmarcados de un cabello brillante negro azabache.

Total, llegaron los Power Rangers en sus motos, digo, los ajustadores del seguro… se arreglaron con ambos y se largaron, al final se pasaron los celulares y se regresaron en chinga al trabajo.

Para el jueves ya se habían mensajeado, y el viernes estaban yendo juntos a un concierto de rock, que por cierto al doctorcito no le gustaba mucho esa música pero con tal de ver a Ale aceptó pasar por ella. El wey como buen provinciano se dio la perdida del mundo y llegaron tarde, ahí en el concierto a gritos, comenzaron a conocerse, él le dijo que era ginecólogo y ella, no le dijo mucho, le intrigaba mucho la especialidad que Horacio había elegido, ¿será que los ginecólogos son mejores o peores en la cama? … yo no lo sé, (si uds lo saben me dicen ¿vale?).

Finalmente ya cenando ella se dio cuenta que el tío era bastante mocho, de esos ultra católicos y cerrados. Ella en cambio era abierta y desmadrosa, y como siempre se llevaba a zapes con los inges, pues nada le daba pena.

Así es que lanzó la pregunta sin resquemor… ¿Y cómo es el sexo para los ginecólogos?

El güey se puso mega nervioso (Hello, de qué estamos hablando… ¿nervioso?) pos sí, nervioso, no es lo mismo la teoría que la práctica, un forceps que un vibrador, un vocho que un jaguar (a pos si no estamos hablando de naves aquí… Bué!) total que su respuesta fue demasiado estructurada.

“Nuestra especialidad no tiene nada que ver con nuestro desempeño en la cama, además en Chihuahua pensamos que el sexo casual no lleva a nada en concreto y…”

(Quién coños le estaba diciendo que tuvieran sexo casual… pero bueno, como buen doctor, se vacunó el hijo de puta).

“A ver, te repito la pregunta, yo me refería a que si por ver tantas vaginas y tocar senos diario, no llegan a su casa con hueva de coger…” dijo Ale con suma frescura.

“EJEMMMMHHH, (aclaró garganta, che marica!) Bueno, no para nada, bueno, no lo sé., no soy casado, no llego ni a los 30.

-¿Pero qué pex, no me digas que eres virgen…? Otra vez fresca la cabrona.

No bueno, lo hice con una novia de allá pero cortamos porque yo me venía al DF a hacer mi especialidad y bueno… pero nos íbamos a casar…

UTA, pensó Ale a este le falta una buena auscultación (o como se diga en el argot médico) ya de regreso a casa de Ale, venían medio callados, y ella rompió el hielo, “Qué onda cuándo te van a arreglar la nave…?”

-La semana que entra, pero me voy a quedar sin coche varios días…
- Yo igual pero mi hermano me presta el suyo, si quieres te recojo (si te re dejas claro!), a mi me queda de paso y manejamos casi los mismos horarios y rutas, además te la debo por haberte chocado la nave.

Y ahí quedó la cosa, dos semanas completas pasó Ale por él, Horacio la invitó a salir un viernes y un sábado, pero sólo conversaban, finalmente Ale se desesperó; el cabroncito era guapo y ella estaba hasta la madre de los pinches inges panzones y fachosos, Horacio parecía taza de té inglés, era casi perfecto, pero también perfectamente sacatón. Hasta que Ale en una de las despedidas se le aventó a los besos… ¡Ya wey, relájate, esas guardias me cae que te joden…!

Algo que exitó por completo a Alejandra fueron las historias que Horacio le contaba sobre las “mini orgías” que se dan en los hospitales, casi todos contra todos, el Cardiólogo con la enfermera de guardia, el camillero con la de intendencia… bueno, todo un desmadre, pero según Horacio, él no le entraba, le indignaba que su jefazo la eminencia del hospital le pintara el cuerno a su esposa con la traumatóloga…

Sin embargo los besos de Ale no le fueron nada indiferentes y se lanzaron al Hotel, claro, propuesto por ella, pero él pagó.

Al parecer el doc tenía sus encantos guardados, y pese a su poca experiencia en la cama (de hotel claro) con las mujeres, supo bien por dónde complacer a Alejandra, obvio, mucho mejor que un ingeniero chacal…

Con toda precisión como tomando un bisturí, le quitó la ropa lentamente, hasta dejarla desnuda, la beso de la frente a la punta de los pies, ahora la que temblaba era ella, pues después de andar entre puro “maistro” estar con Horacio era un sueño de casi perfección.

Antes de que culminara el acto, supo bien cómo hacerla venir, sin cogérsela, era como hacer un tacto, pero con “tacto”, vaya la redundancia, Alejandra se derretía, y gritaba, gruñía y reía… hasta que Horacio entró, nervioso, pero entró, además un médico siempre carga con condones de la mejor calidad, por ello la noche parecía no tener fin, fue como hacer una guardia pero divertida…

Alejandra acostumbrada a hacer la chamba, esta vez no tuvo que hacer nada más que sentir. Fue excitante, fue diferente y al parecer sus visitas al ginecólogo ya no serían iguales, pero ello decidió atenderse en lo subsecuente con una doctora…

Ale tenía muy arraigada una fantasía en algún consultorio… tal vez las camas de los ginecólogos podrían tener un mejor uso, porque en el habitual ¡son horrendas! incómodas, frías, duras, cuadradas, ¡fatales! (¿por qué ningún pinche diseñador industrial se le  ha ocurrido crear una de esas que nos invite a ir al doctor con menos pinche coraje…?) Bué…

Pero eso quedó en fantasía. En cuanto les entregaron las naves arregladas, sus citas fueron reduciéndose cada vez más, hubo sólo un par de visitas al mismo hotel, y después Horacio salió con su pendejada…

“Ya volví con mi novia de Chihuahua y me va a esperar a que termine mi especialidad para casarnos” ( e insistió, que el sexo casual no era tan bueno ¡Si Chucho…!)

¡Vale pues!

Ale consiguió finalmente independizarse de su trabajo y hacerlo por su cuenta, así la nueva oficina le quedaba a dos taconazos de su casa, nunca más tuvo que recorrer esas pinches distancias, y tal vez ahora haría lo posible por no chocar con nadie, prefirió darle a la bici y también para no contaminar…

Cierta tarde, su mejor amigo y socio, le presentó a un Ingeniero Holandés recién llegado a la capirucha… después de eso, ni quién se fuera a acordar del doctorsete mamón.

 

  Fact Sex&DF: “Las mujeres bien portadas, rara vez hacen historia…”

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